SAN EXPEDITO

INTERCESOR DE CAUSAS URGENTES E INMEDIATAS

Historia de San Expedito

No se conoce a ciencia cierta la fecha de su nacimiento, pero si la de su muerte. El dato más exacto de la existencia de este Santo Mártir corresponde a un Martiriológico Romano, de la ciudad de Melitene (hoy Malatya), situada en la actual Turquía. En este documento, está asentada su decapitación, el día 19 de abril del año 303, junto a cinco militares cristianos que se rehusaron a seguir la religión politeísta de Imperio. Estos mártires fueron Hermógenes, Caio, Aristónico, Rufo y Gálatos.

Ellos padecieron junto a San Expedito, la pena de la flagelación y la decapitación por haberse convertido a la nueva religión. Si bien se desconocen muchos datos de su vida, se han descubierto los rastros fundamentales que nos develan los hechos más significativos de su existencia. Por un lado, gracias a su nombre se sabe con certeza que Expedito era un joven soldado perteneciente al Imperio Romano, dado que el término Expeditus, se utilizaba para designar a los soldados pertenecientes a la fuerza ligera de aquél ejército, los expedití. Esta fuerza de infantería se diferenciaba de las otras tropas, porque utilizaban armamentos livianos para facilitar el ataque en las batallas. Los historiadores presumen que la tropa de San Expedito era un cuerpo de infantería expedití, porque en aquella época los apellidos de cada persona se derivaban de la actividad o profesión que practicaban.

Por otro lado, existen otros investigadores de la vida de San Expedito que afirman que en realidad el nombre del Mártir era Elpidius y se transformó en Expedito por un mero error de una copista que escribió mal su nombre. Esta hipótesis también puede ser cierta, dado que en los primeros tiempos de la Iglesia todos los documentos testimoniales eran realizados a mano por los monjes copistas. Sin embargo, la Iglesia se ha inclinado más por la primera versión ya que gracias a ella, se pudo establecer con certeza los puntos principales de la vida de San Expedito. Asimismo, hay que tener en cuenta que tanto el hombre de Elpidius o el de Expeditus ambos son de origen romano, lo cual indica, con certeza, el origen de su nacionalidad y de su profesión. Para comprender más las circunstancias del martirio de San Expedito, nos dedicaremos en un principio a hacer un breve recorrido histórico, a fin de contextualizar la vida de este Santo y en un segundo momento, nos dedicaremos netamente a la historia y ala devoción del mismo.

Según la tradición, la Legión Fulminante que dirigía Expedito estaba en guerra contra los pueblos Bárbaros en la región de Germania, que abarcaba el actual territorio de Armenia y Turquía. Los soldados del Imperio Romano se encontraban ya sin ánimo de ganar la batalla porque se habían quedado sin provisiones. San Expedito, intentaba a toda costa darles esperanza para ganar la lucha, pero los soldados a su cargo padecían de hambre y sed. Esta situación, podía más que las palabras de su General de División.

La Fulminata se encontraba en peligro, porque habían sido cercados por sus enemigos, ya no tenían escapatoria y todos morirían, a menos que ocurriera un milagro. Los soldados conocían que los cristianos se arrodillaban y con los brazos abiertos en dirección al cielo se ponían a rezar, y Dios les enviaba milagros. Ellos habitualmente perseguían a los cristianos por estas prácticas, pero jamás las habían experimentado en carne propia.

Mientras tanto, los Bárbaros se acercaban amenazantes a los soldados comandados por Expedito y viendo que esto era el fin, todo el ejército romano se arrodilló y comenzó a rezar, pidiéndole a Dios una solución inmediata, ante la amenaza de los Bárbaros. Los enemigos, perplejos por contemplar a 6.821 soldados del Imperio Romano arrodillados rezando, se quedaron inmóviles, mientras demoraban su ataque.

Unos instantes después, el cielo se tornó gris y comenzó a soplar un intenso viento, que desató sorpresivamente una gran tormenta. Cada vez la lluvia era mayor, convirtiéndose finalmente en una gran tempestad. Esto provocó una gran confusión en el enemigo. Los soldados de Expedito, juntaron agua con sus cascos y calmaron su sed mientras recobraban sus fuerzas. Al cabo de unos instantes, la situación se había revertido y la Fulminata salió victoriosa en la batalla.

Este episodio milagroso dio lugar a que todos los hombres de la Fulminata reflexionaran acerca de la verdad de las palabras de los cristianos. Ellos habían rezado al Dios de los Cristianos y habían sido escuchados. Fue así como la mayoría de los Legionarios se convirtieron a la nueva religión que adoraba a un único Dios, creador y salvador, que amaba a todos los hombres por igual.

Expedito conocía la historia de Jesús y según la tradición, él se conmovía con la historia de sus enseñanzas. El había escuchado la historia miles de veces, pero siempre ponía excusas para su conversión. Cada vez que un cristiano se le acercaba, él lo escuchaba atentamente mientras le contaban como: “Todos los creyentes estaban muy unidos y compartían sus bienes entre si: vendían sus propiedades y todo lo que tenían, y repartían el dinero según las necesidades que tenían cada uno. Todos los días se reunían en oración y en las casas partían al pan y comían juntos con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y eran estimados por todos; y cada día el Señor hacía crecer la comunidad con el número de los que El iba llamado para su salvación” (Hechos 2,43-47)

No obstante, Expedito siempre dejaba su conversión al cristianismo para otro día, ya que él era un General de División del Imperio Romano y su tarea era la de perseguir a los cristianos, por no adorar a los dioses de la religión oficial. Este motivo, era el que no le permitiría tomar la decisión de abandonarlo todo y convertirse al Cristianismo. Al contemplar lo que había ocurrido con la Fulminata el ya no tuvo más dudas, y aceptó cargar su propia cruz, siendo plenamente consiente de que está decisión lo conduciría a una muerte segura si era descubierto

Luego de la conversión de Expedito y de lo ocurrido con la Fulminata, muchos soldados comenzaron a oponerse a participar de los ritos destinados a rendir tributo a los ídolos romanos. Los nuevos soldados de Cristo, se negaban rotundamente a postrarse ante los dioses paganos. Esta actitud del ejército disgustó mucho a Diocleciano, porque si bien, el Emperador respetaba la libertad de culto de los pueblos conquistados, no podía permitir una insurrección dentro de las tropas que representaban su Imperio.
El ejército, era la institución por excelencia que perseguía a los cristianos y no podía existir en él hombres que no siguieran a la religión oficial del Imperio Romano. Fue de este modo, como Galerio, dirigente de las Provincias Romanas que estaban ubicadas en Asia Menor y a su vez yerno del propio Diocleciano, dio la orden de matar a Expedito por ser la cabeza principal de la Fulminata.

Expedito fue martirizado, en la ciudad de Melitene, en América, el 19 de abril del año 303, con la pena que recibirían los oficiales por haberse convertido al Cristianismo. Ella consistía en pasar primero por la flagelación y luego por la decapitación. Este dato se sabe con certeza porque los cristianos que no pertenecían al Imperio Romano, eran martirizados, con muertes más cruentas que ésta.

Luego de su muerte, no hay datos exactos sobre la localización de su tumba. Por tradición se cree que su cuerpo fue sepultado por los cristianos y que por seguridad, ellos no revelaron su localización exacta.