SAN EXPEDITO

INTERCESOR DE CAUSAS URGENTES E INMEDIATAS

Oraciones y Rezos a San Expedito

Triduo a San Expedito

Cuando se tiene un pedido urgente se debe rezar este Triduo a San Expedito y la gracia pedida se concederá rápidamente.

Triduo a San Expedito, primer día.

Glorioso San Expedito, vengo a implorar tu socorro y obtener de Dios, por tu intercesión, las gracias que solicito de su misericordiosa bondad.
Admiro tu dedicación y fidelidad al deber de estado. Por la manera por la cual desempeñaste tus deberes de soldado y de jefe, enseñaste a todos que no hay estado de vida en el que no podamos santificarnos. Basta para eso cumplir cristianamente todas las obligaciones.
Concédeme pues, por los méritos que adquiriste delante de Dios en el cumplimiento de estos deberes, la gracia de cumplir yo también, fielmente, los de mi propio estado sin jamás lamentarme ni acobardarme.
Concédeme además de eso, las gracias que solicito del cielo durante este Triduo.
Amén.

A continuación se reza Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Triduo a San Expedito, segundo día.

Glorioso San Expedito, yo admiro en ti la rapidez con que en cualquier ocasión actúas para el cumplimiento de tu deber. Por eso fuiste el modelo de la generosidad y del celo con que debemos dedicarnos al trabajo, muy especialmente de nuestra santificación.
Por los méritos que adquiriste de este modo, ven en auxilio de mi tibieza en la práctica de la virtud, a fin de que me separe completamente de los lazos que me ligan al pecado y que pueda darme más enteramente al servicio de Dios y del prójimo con generosa actitud.
Concédeme además de eso, las gracias que solicito del cielo durante este Triduo.
Amén.
A continuación se reza Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Triduo a San Expedito, tercer día.

Glorioso San Expedito, la prueba y el sufrimiento nunca te fueron evitados. Supiste aceptarlos con coraje y confianza. Y con el fin de asemejarte más al Divino Crucificado, no rehusaste a verter tu sangre por él. ¡Cuán lejos estoy de imitarte!.
Ante las menores pruebas y dificultades cotidianas, me lamento, gimo y a veces me revuelco, en vez de aceptarlas filialmente como venidas de la Divina Providencia.
Enséñame pues, a no lamentarme jamás y antes aceptar generosamente, para purgar mis faltas, todas las cruces que me reserva la Divina Providencia.
Concédeme además de eso, las gracias que solicito del cielo durante este Triduo.
Amén.

A continuación se reza Padre Nuestro, Ave María y Gloria.